Considerado el padre de la banda sonora actual, JOHN WILLIAMS es, eso sí, uno de los artífices del renacer del sinfonismo en la década de los setenta. Decimos que es uno porque no fue el único y junto a él jugaron un papel decisivo Jerry Goldsmith en Estados Unidos o Georges Delerue en Francia. Lo cierto es que su repertorio musical es uno de los más densos en Hollywood y entre los realizadores con los que ha colaborado destaca sobretodo Steven Spielberg y George Lucas para quien ha compuesto la genealogía musical de las galaxias.

Su estilo sinfónico resulta a veces tan tosco u ortodoxo, como brillante. Ante todo, sus influencias son claramente perceptibles. De su etapa como colaborador de Bernard Herrmann, Alfred Newman o Franz Waxman encontramos algunos de los matices musicales que darán lugar al «renacimiento sinfónico williamiano», término con el que algunos estudiosos se refieren a la música de John Williams en los años setenta. Pero, de ese renacer tan exagerado, tendríamos que distinguir toda la deuda de John Williams, por ejemplo, con la escuela alemana: E. W. Korngold o Max Steiner a la cabeza.

El influjo en su obra no termina con la anteriormente citada escuela alemana, destacamos también la tendencia jazzística de algunas de sus partituras. En efecto, no hemos de olvidar que entre sus vocaciones se encontraba el jazz y que en sus inicios llegó a trabajar en clubes de jazz en la ciudad de Nueva York. En partituras de los años noventa John Williams incorpora a su música elementos folklóricos, en especial, elementos célticos (caso de FAR AND AWAY, 1992).

Cinco estatuillas, treinta y cuatro nominaciones al Oscar y catorce doctorados en universidades americanas dan testimonio del favor de los académicos. Por esto podemos decir de John Williams abandera como nadie el oficialismo y academicismo musical —léase esto como algo positivo o negativo—.

John Williams nació el 8 de febrero de 1932 en Nueva York. Hijo de Esther Towner y John Williams, un baterista de jazz que había sido miembro del Quinteto Raymond Scott y años más tarde percusionista en la Orquesta de la Radio CBS y en «Your Hit Parade» de la NBC.

Su más clara influencia en sus inicios la encontramos en su padre, que influyó también en la futura carrera musical de sus otros hijos, Jerry, Don y Joan.

Formación musical
A los 16 años se trasladó con su familia a la ciudad de Los Angeles donde prosiguió sus estudios musicales con el músico italiano Mario Castelnuovo-Tedesco —profesor particular de composición— y Arthur Olaf Anderson. Dos años más tarde, en 1950, se graduaba en el North Hollywood Institute, destacando como músico en la banda de la escuela. Al curso siguiente se matriculaba en piano y composición en UCLA. Mario Castelnouvo no sería el único profesor particular que influiría en John Williams, pues durante su estancia en la universidad californiana recibió clases del pianista Bobby Van Eps quien se ofreció en las correcciones de su primera Sonata para piano.

En 1952 abandona los estudios en California e ingresa en la Fuerza Aérea trasladándose a Nueva York. Lejos de dejar a un lado su vocación musical, John Williams prosiguió sus estudios en la Juilliard School de Nueva York. Madame Rosina Lhévinne fue su profesora de pianoforte. En esos años los trabajos musicales de John Williams se centraron en la banda de música del ejército y en las actuaciones pianísticas en varios clubes de jazz de la ciudad.

Entre 1952 y 1957 sus partituras se centran en tele series, entre las que predominaban los westerns WAGON TRAIN (1957), TALES OF WELLS FARGO (1957) o los dramas como TODAY (1952), BACHELOR FATHER (1957) y PLAYHOUSE 90 (1956).

Su irrupción en el cine (1960-1969)
Sus primeros trabajos para el cine llegaron en 1960 con I PASSED FOR WHITE (1960) y BECAUSE THEY’RE YOUNG (1960). A partir de ese momento el nombre de John Williams empezó a sonar con más fuerza en Hollywood, aunque siguió componiendo para los realizadores de tele series. En 1960, junto a sus obras cinematográficas destacamos la serie CHECKMATE (1960). Por aquel entonces empezó a firmar algunos trabajos como Johnny Williams para evitar parecidos con el guitarrista John Williams. Entre 1962 y 1966 compuso partituras para 9 tele series —incluyendo telefilmes como NIGHTMARE IN CHICAGO (1964)— y 6 filmes, entre los que destacaremos THE KILLERS (1964) de Son Siegel, adaptación cinematográfica del libro de Ernest Hemingway de igual título.

1966 marca un punto y aparte en su carrera. Para ese año compone ocho partituras, entre las de destacaremos NOT WITH MY WIFE, YOU DON’T! (1966), PENELOPE (1966). La obra de John Williams ganaba en madurez a la vez que se adentraba cada vez más en el mundo cinematográfico. Según algunos críticos su primera obra madura llega con el drama de Delbert Mann, JANE EYRE (1970).

Consolidación de su carrera (1970-1976)
Lo cierto es que en los años setenta John Williams consolida su estilo aunando varias corrientes musicales y haciéndoselas tan suyas que ¡para más Inri de sus fuentes musicales!, hoy por hoy nadie discutiría la creatividad de John Williams.

En 1972 firmaba uno de sus trabajos más completos hasta la fecha para el western de Mark Rydell, THE COWBOYS (1972), y para el que firmó también una versión de serie televisiva en 1974. Tal y como ocurría con sus anteriores obras, THE COWBOYS (1972) lejos de ser una partitura experimental resulta a los oídos de hoy un juego de influencias, entre las que destacaremos, sobretodo, a Alfred Newman y Dimitri Tiomkin. A este western siguieron colaboraciones en filmes de aventuras como THE POSEIDON ADVENTURE (1972) dirigido por el dúo Ronald Neame e Irwin Allen, JAWS (1975) —para muchos un clásico, para otros una obra que se reduce sólo a la descripción del escualo, pero que mereció la estatuilla hollywoodiense en 1975— o FAMILY PLOT (1976) que supuso su colaboración en la obra póstuma de Alfred Hitchcock, todo un desafio para quien aprendió de Bernard Herrmann el significado del descriptivismo y la narración musical. Que a nadie sorprenda pues, si en FAMILY PLOT (1976) escuchamos una versión a lo setenta —léase también como un homenaje— a Bernard Herrmann.

Camino de la mitificación (1977-1993)
Tras la composición de MIDWAY en 1976, John Williams entra en la etapa más fructífera en su carrera en la que consolida el sinfonismo tras una etapa regresiva en los años sesenta. A partir de los setenta John Williams se convierte en un compositor de referencia para buena parte de la «nueva ola» de nuevos compositores. Un factor va a jugar en su favor: la edición de la mayor parte de su obra. De hecho el músico neoyorkino constituye un caso único. Desde STAR WARS: A NEW HOPE (1977) sus partituras han visto la luz en ediciones oficiales con relativa facilidad.

En efecto, en 1977 ve la luz STAR WARS: A NEW HOPE, un gran éxito comercial de la factoría Lucas, que supone el reconocimiento más importante en la carrera de Williams. La Academia de Hollywood no se sustrajo al éxito y le concedió la estatuilla, nominándolo también ése mismo año por CLOSE ENCOUNTERS OF THE THIRD KIND. Su colaboración con George Lucas se extendió también a los proyectos posteriores, THE EMPIRE STRIKES BACK (1980), THE RETURN OF THE JEDI (1983), y los recientes STAR WARS: EPISODE I - THE PHANTOM MENACE (1999), STAR WARS: EPISODE II - ATTACK OF THE CLONES (2002) y el inminente episodio III.

El año 1977 marcó un nuevo punto y aparte. Su nombre quedará a partir de ahora ligado a las grandes producciones.

Tras su primera experiencia en JAWS (1975) John Williams repitió con Steven Spielberg en dos títulos de culto extraterrestre: CLOSE ENCOUNTERS OF THE THIRD KIND (1977) y E.T. THE EXTRA-TERRESTRIAL (1982). Sobra decir que algunos críticos alabaron el derroche de sinfonismo.

Además de su colaboración en proyectos extraterrestres y galácticos, John Williams firmó la música para dos nuevas trilogías: SUPERMAN e INDIANA JONES. A principios de los ochenta el SUPERMAN (1978) de Richard Donner arrasó en taquilla y de la misma manera arrasó a nivel comercial todo lo relacionado con este héroe del cómic. La banda sonora no fue una excepción. Tras componer la primera partitura para la primera parte, Williams se comprometió para las secuelas, SUPERMAN II (1980) y SUPERMAN III (1983).

En 1981, en plena etapa creativa, aparece RAIDERS OF THE LOST ARK (1981), el primero de los tres títulos de la saga Indiana Jones, al que seguirán en 1984 INDIANA JONES AND THE TEMPLE OF DOOM y en 1989 INDIANA JONES AND THE LAST CRUSADE.

Entre 1977 y 1993 no sólo participa en títulos magistrales como los anteriormente mencionados, sino que lo hace también en trabajos de un segundo nivel, como THE FURY (1978), THE GOONIES (1985), la interesante THE WITCHES OF EASTWICK (1987), el drama THE ACCIDENTAL TOURIST (1989), el lacrimógeno de Spielberg, ALWAYS (1989) o la excelente FAR AND AWAY (1992).

Su madurez: SCHINDLER’S LIST (1993) - ATTACK OF THE CLONES (2002)
En 1993 John Williams compone dos nuevos trabajos para la factoría Steven Spielberg: JURASSIC PARK (1993), un filme puramente comercial, y SCHINDLER’S LIST (1993), una nueva apuesta del realizador norteamericano al Oscar. Esta vez se saldrá con la suya. De las dos, brilla con luz propia la segunda.

Si a John Williams le debemos un buen número de «títulos sobrevalorados», en cambio, le debemos, ante todo, una obra maestra. Esta es, SCHINDLER’S LIST (1994), partitura compuesta para una producción basada en hechos reales acaecidos durante la Segunda Guerra Mundial y que gira entorno a la persecución de los judíos bajo el régimen nacionalsocialista en Alemania. John Williams explora su lado más lírico, melancólico y clásico dando el protagonismo narrativo al violín, a través del cual descubrimos una época que el realizador quiso inmortalizar en blanco y negro. A pesar de todo, en SCHINDLER’S LIST (1994) no descubrimos una obra inédita sino un juego de influencias que confluyen en una obra difícilmente olvidable.

Con la excepción de esos títulos John Williams ha compuesto otros muy alejados de su concepto musical. Eso sí, a pesar de lo dudosos que resultan partituras tan insípidas como ANGELA’S ASHES (1999), THE PATRIOT (2000), A.I. ARTIFICIAL INTELLIGENCE (2001), SLEEPERS (1997) o AMISTAD (1997) conseguían convencer a la crítica. Sin embargo, y vistas en perspectiva, no dejan de ser subproductos de sus obras más importantes.

Sus últimas obras (1999 - 2003)
La madurez de John Williams llegó con SCHINDLER’S LIST (1993), de esto no hay duda. A finales de los noventa su estilo quedó tan estereotipado que hoy por hoy es de una factura difícil de confundir. Sus obras más sobresalientes las encontramos en STAR WARS: EPISODE II - ATTACK OF THE CLONES (2002) —un déjà vue exquisito, en el que las influencias herrmannianas son perfectamente audibles en la suite The Chase through Coruscant—, HARRY POTTER AND THE SORCERER’S STONE (2001), una obra maestra del descriptivismo combinado con melodías retentivas en las que John Williams especula con inserciones folklóricas —que degeneran en estridencias—. En MINORITY REPORT (2002), John Williams compone una obra lírica con temas excepcionales envueltos en sus clásicos recursos de acción próximos al estilo herrmanniano —quizás la pista Eye-Dentiscan sea el ejemplo más claro—.

John Williams y la música clásica (1980 - 1993)
En enero de 1980 John Williams fue elegido el diecinueve director de la orquesta de Boston, Boston Pops Orchestra. ¿Cuál es la significación de esta orquesta? Por el sólo hecho de haber sido fundada en 1885 ya la convierte en una de las orquestas más significativas y prestigiosas de Estados Unidos. La elección de John Williams al frente de esta institución habla por si solo del prestigio conseguido por el compositor neoyorquino a finales de los setenta.

Además de los Boston Pops ha dirigido como director invitado de la London Symphony Orchestra, la Cleveland Orchestra, la Chicago Symphony Orchestra, la Philadelphia Orchestra...

Joan Martínez [2003-04-25]