Le Ly (Hiep Thi Le)

(Revisión de la reseña originalmente publicada en octubre de 1999)

En los últimos veinte años la música instrumental ha evolucionado de forma imparable. Si la música actual tiene nombre y apellidos, éstos son, sin duda, los hijos musicales de Bernard Herrmann: John Williams, Jerry Goldsmith, Basil Poledouris, Alan Silvestri, Hans Zimmer y un largo etcétera que abarcaría compositores de todo el mundo. Pero entre tota esta hornada, los músicos orientales —y Kitaro es un buen ejemplo— se han ganado un lugar preferente en este mundillo privilegiado. Lírica, emoción y narración en clave sinfónica; HEAVEN & EARTH es todo esto y más... Quien ha escuchado la obertura y el final de la obra, dos cortes similares con algunas alteraciones fruto de la lucha particular de Oliver Stone por mantener la naturaleza electrónica de la obra, percibe que la música sobrepasa la imagen a través de alegorías imposibles y una instrumentación impecable. Y así es como de aquella orquestación magistral —a cargo de Randy Miller— se salvaron los temas incluidos en la edición oficial de Geffen Records: Sau Dau Tree, Ahn & Le Ly Love Theme, ARVN, V.C. Bonfire, Ahn’s House, Steve’s Ghosts, y partes del tema final, End Title —¡un título muy triste para un tema que roza la perfección!—.

Cuando Oliver Stone presentó el proyecto de HEAVEN & EARTH a Kitaro, éste se lo tomó como una alternativa a sus composiciones New Age, eso sí, sin renunciar al sonido característico del sintetizador Korg 700S y la percusión. Después de escuchar la maqueta, Oliver Stone optó por atentar contra el sonido original y consideró la aportación de una gran orquesta, parte que fue encargada al orquestador y compositor Randy Miller. Su trabajo fue impecable y la partitura pasó a la historia como una de las mejores obras compuestas para el cine contemporáneo. La variedad, la sobriedad, la inspiración y la fascinación oriental que Kitaro nos transmite en este trabajo es difícilmente imaginable en las partituras de un John Williams orientalizado, por mencionar el caso más conocido, y lo consigue con la sencillez en que se inspira, en las canciones tradicionales vietnamitas que escuchamos en Sau Dau Tree... y en aquello que él mismo califica de inspiración celestial —me atrevería a decir que será una inspiración sintoísta, ¿no?—.

Con la bahía de Halong en sus pupilas, el compositor de THE SILK ROAD (1980) o THINKING OF YOU (1999) nos llevó en un hechizo al Viet-Nam más poético, envueltos en brumas y nubes decadentes, y atrapó para su público esencias visuales de Saigon en Cẩm Phả. Antes habíamos escuchado la INDOCHINE (1992) de Patrick Doyle, y es que la partitura del inglés y la de Kitaro giran en torno al romanticismo en tiempo de guerra y posguerra, y en torno al poder evocador de los paisajes encantados a partir de unas texturas melódicas donde destaca el Erhu como instrumento oriental en un papel de narrador crepuscular. Los principales críticos no dudan en calificarla de excelente, y es que la primera vez que uno escucha estas notas se convierte en un momento inolvidable. Es el momento en que el sintetizador diluye la obra en un viento efímero cuando nos damos cuenta de que así comenzó la música: primero fue HEAVEN & EARTH y luego vino el resto.

Valoración:

Joan Martínez [2007-06-28]